16 mar 2018

la sinopsis de 22 años

Viendo la variedad de propuestas que hay en la agenda cultural de esta red social, me doy cuenta de la necesidad inmensa de habitar espacios que tenemos todes. Los planes son tantos y tan iguales entre si: recitales poesías birras fiestas protestas ferias. En tiempos como estos, me encantan, es real su importancia. Pero pienso en nosotres como sujetos individuales y circunstanciales. Y de ese modo, creo que cada día estamos más cerca de la soledad (ocupando tantos espacios, creando tantas salidas) que del encuentro verdadero. Lo veo en otrxs porque lo veo en mi, y viceversa. Creo que varias veces me lo dijeron y nunca lo acepté, o nunca lo entendí, en cambio, siempre buscando el plan de todos los días, huyendo constantemente del diálogo conmigo. Descubría un encuentro personal desde el otro, eso sí, eso más vale. Creo que compartir con el otro se volvió una excusa para estar con une. Creo que ver en facebok que hoy tocan tantas bandas y todxs mis conocidos se encuentran allí, unidxs en su soledad, me produce miedo y envidia. Yo decido estar en mi nido sola porque creo que es lo más honesto que puedo hacer hoy por mi. No juzgo a nadie, solo pienso en voz alta. Los encuentros, la gente, la relaciones, supongo que nada de eso es mentira, pero ¿no es cada día más vertiginoso? ¿O de eso se trata crecer? Madurar sin perder vínculos, aceptar el miedo a la pérdida, dejar ir para comprender que eso es amor. ¿Estoy creciendo o me estoy volviendo una pasa de uva? ¿estoy creciendo o me estoy volviendo lo que siempre juzgue? Sin embargo, ¿cuándo no juzgué? Pienso en que siempre quiero encajar, ser aceptada, ser deseada o valorada, en una sociedad muy enferma y cruel.
Busco ser parte del todo, sin dar del todo mi parte, sin dar honestamente todo. Ni honestamente nada. Estoy sumergida día a día en esta curva pronunciada del bien estar y el mal estar, en esta curva de que todo me parezca importante, y nada me parezca especial. Entre la obsesión por el placer constante y por otro lado, asumir la muerte o el dolor.
Creo que todxs estamos en la misma búsqueda, rugiendo y creyéndonos fracasos o victoriosos. Despertando, a manotazos, nuestras conciencias tímidas y entregándonos al otrx, quizás demasiadxs preocupadxs por la aprobación, que al fin y al cabo, jamás llegará.
Es triste ver como existe tanta diferencia entre hombres y mujeres y lo complejo que es comprender eso, despojándonos de nuestros privilegios, en ambos sexos, comprendiendo la sexualidad como una entidad propia que nunca aprendimos a ¿usar? sin el juicio del otrx.
Existen fechas para todo: debutar, casarse, tener hijxs, divorciarse, dejar de cojer. Existen instrucciones de cómo, cuándo, con cuántxs y a quién cojer. Existen manuales, desde los mas superficiales (por ejemplo, el porno) para imitar. Quieras o no. Estas atrapado en los manuales. Los marginales, los universales. Estás siendo atravesado por cualquier tipo de ''verdad'' que se te ocurra en este momento. Estás siendo encasillado, ahora mismo, por alguien y algo, si es que no, varios. Vos, yo. Nostrxs, que estamos tan atentos a cómo nos vemos, dónde estamos, lo que hacemos, las selfis, los ''me gusta'', las palabras, la plata.
Pero nunca se nos enseñó sobre la importancia de ciertas cosas, como la masturbación o el desapego, la importancia del propio placer sin un otrx. Nunca queremos hablar de esas cosas, expandirnos, confesarnos, exteriorizarlos. Jamás.
Porque la educación sexual, por ejemplo, es una respuesta importante a esa búsqueda interior, que nadie quiere que atravesemos. Ya sé que estoy rodeada de un psicoanálisis explicito, de astrología para todos y todas, de ciencias alopáticas (y simpáticas) y de charlas contraculturales. Todo eso, está en mis tripas. Y sé que, a pesar de todo, vivo invadida (e invadiendo) de recursos mediocres que me alejan de mi. (Que te alejan de vos).
¿Quién decide quiénes somos? ¿Nosotrxs o los héroes que admiramos? ¿Nosotrxs o los artistas que admiramos? ¿Nosotrxs o los representantes que votamos? ¿Nosotrxs o los otrxs?¿En cuántos mandatos estamos escapando en este momento y en cuanto nos estamos encasillando instantáneamente?
La sexualidad es compleja y complicada. El deseo se vuelve amor, el amor ansiedad, la ansiedad angustia, la angustia envidia, y todo en un chicle de basura que nos hace perder la cabeza. La muerte, la belleza, el talento, la educación, la economía, la locura, todos temas para hablar en el diván, no de sobremesa. Diferenciar cada cosa entre sí, en unx, también es perder la cabeza. Sobre todo porque creemos constantemente que lo hacemos. Imposible la descontractura de lo descontracturado.
Asumirse cada uno en su realidad suena a algo de todos los días, obvio. No tenemos idea de quienes somos porque creemos que somos esa zapatilla que usamos, esa profesión que ejercemos, esos autores que leemos o el barrio que vivimos. Creemos que nos identificamos. Creemos que somos la conjunción de ese todo, pero para mi, somos la idea de perder, justamente, eso que elegimos.
Para mi es mucho mas fácil reconocerme en que soy una piba, argentina, veintidós años, de piel blanca, estudiante de artes, de clase social media, etc; en lugar de ser la hija de una madre suicida y un padre biológico no reconocido, y otro padre discapacitado psiquiátrico. Reconocerse en el caos o en la mierda: nunca, jamás, never, ¡ niet ! ¿Hacerlo público? Ah, bue ''Éste/a sólo quiere llamar la atención'', dicen (dirán, diremos).
Es mucho más fácil, en mi lugar, creer que lloro porque me dejó mi novio, que admitir que lloro porque la pérdida de un ser querido es inevitable, no importa quién sea, ni qué rol ocupe, ni cuál es su forma de pérdida. Admitir todo esto da lugar a la oscuridad y a la idea de que nada es tuyo jamás, nada lo será, nada podrás controlar en el planeta, nono, por más que te mueras de ganas, de deseo, de necesidad. Por más que pagues. Por más que lo manipules. Ni tus padres, ni tus hijxs, ni tus amores, ni los amigos. Ni tus mascotas. Ni lo que sentís. Y, de alguna forma, REALMENTE, nadie está tan atado a ningún tipo de mandato, ni religión ni héroe. Por suerte.
Somos todxs bastante mas independientes y fuegos de lo que pensamos. A nadie le cambia REALMENTE tu percepción de quién sos, por quien seas de verdad. Estamos tan en el mismo carril que nos da asco, obvio, nos queremos diferenciar, pero ¡ojo!, siempre desde ese lugar cómodo de no ser taaan distintos. Pienso que la sexualidad es algo que nos constituye muchisimo como persona, pero no taaanto como pensamos. Pienso de la muerte, lo mismo.
Pienso que asumir que seremos atravesados siempre por la pérdida del otrx, la desilución del otrx, la bronca o asco del otrx, es ese temor a que nos ganaron, a que tenían razón, a que somos simplemente
esto.
Y da miedo creer que somos esto.Tenemos esta inmensa necesidad de habitar todos los espacios, antes de ser....... esto.
Y está todo tan bien, supongo.